Hay mujeres opacadas
que saben lo que es llorar por historias
que contaminaron su iluminar,
y van por ahí saboteadas
por hombres que no supieron apreciar
donde estaba la belleza real.
Inocentes son ellas
que no esquivaron al muro
que no esquivaron al muro
que les gritaba por detrás,
y allí están marcadas
por el símbolo de la infidelidad
que a cada hombre nuevo lo advertirá
que el respeto es
esencial.
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