domingo, 7 de noviembre de 2010




Irreversible soy... 

Porque hago y muero, 


porque hago y vivo…





Irreversible miro a esa gente atada,



 a ese ser hecho de nada…



Irreversible hago mi vida pedazos,



sin tener ganas destruyo mis pasos…



Irreversible voy a buscar el entierro,



si  para que ser, 




si no encuentro mi espacio…




Irreversible enciendo un cigarro,



y  junto al humo






me desvanezco en el ocaso.










Sin una gota 


con el destino de caer y tronar.

Desde un segundo hasta la eternidad.



Desde una línea 


hasta lo ancho del mar…



Veo la vida 


que me mira con ojos de ironía,

veo la vida 


que me rodea sin dejarme salida.





Y con el tormento de verme a presado,

creo la idea de una guerra sin aliados.



De una línea que no divide pasados,

de una manta que cubre


al amor solitario

y que con cadenas 


marcan silencios llagados.



Donde miro 


y encuentro a ese rostro prestado

que en el espejo 


tan bien me ha retratado.



Donde escucho con los ojos cerrados

la voz de un viento que me ha torturado,

la voz de un viento 


que me ha marchitado.



Secando una garganta a pavorida,

no me deja sentir…

No me deja decir 


lo que la ira me consumía. 





Miro y no veo, se nubla… Es incierto.



Cierro los ojos, no quiero mirar…




Me quedo adentro.









Me mantengo así, 




con los parpados muertos.



Me miro a mí y veo siniestro.





Los  dedos húmedos sudan miedo,



la mano tensa palpita el segundo



que camina envuelto en humo..





Vuelvo a mirar y no veo, 




el segundo camina.



Y yo sigo muerto…



Creí en vivir, creí en soñar, 




pero solo llego a 




un solo lugar…





Me miro a mí y me vuelvo a odiar,



me convertí en la ironía que vive



en la idea de resucitar.



Nací de luz, crecí con aire.


Sentí el amor, llore el hambre.



Me dieron dios, crecí con fuerza.



Sentí el dolor, pise la tierra.



Conocí el sol, me queme de amor.



Tropecé en tristezas, me dieron risas.



Llore de grande, llore  ceniza.



Me pare derecho, camine asustado.



Me dieron la mano




 y corrí con ojos cerrados.



Me canse de ser, me canse de estar.



Hipócrita fui 




y ya no tiene sentido andar.




Y te espero aquí, dormido de pie,



viendo gente pasar, 




yo espero que me vengas a buscar.




Porque ya no soy de acá, 




porque ya no quiero mas…





Me escribieron la tinta y un amor.

Nací del duelo de un corazón.

Me dieron alma pero no dolor.

Me hicieron triste y sin razón.

Crecí por la fuerza del rencor.

Me llaman poema del desamor…



Tente a la idea que me creo

para plasmar las lagrimas de un adiós,

para matar la pena de mi autor…



Soy el escape para su temor

de poder decir lo que siente con su voz,

de decir lo que lo mata en su interior…



Sangre que ruje y pide perdón,

sangre que hierve y quema al escritor.








Seres que soñaron amar

aunque sea una vez en su ciego hablar.


Tiñeron sus sueños


 por besos de cristal.


Pagaron sus deseos con historias

que subieron a lo profundo del cielo

Y cuando nunca se las devolvieron…

Se encerraron 


entre las paredes de su duelo.


Pidieron la cuenta a su ilusión

y se quedaron sedientos 




de un poco de amor.


Para poder satisfacer a la pobre razón

solo buscaron a una voz


que nunca les hablo.

Ya que no la llamaron…

Ya que no la pidieron…

Con el corazón.
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